domingo, 15 de agosto de 2010

The sky is my limit

Hace mucho que no escribía aquí. Quizás a nadie le importe porque, bueno, no creo que nadie se haya tomado la molestia de leer nisiquiera por curiosidad lo que pasa por mi cabecita adolescente.

Sea lo que sea, no me interesa. Yo vine aquí a dejarlo todo salir.

Estoy volviéndome loca con la universidad, mis miedos, mis frustraciones, mis deseos, mis sueños, mis ilusiones, todo. Todo se ha mezclado en mi cabeza y yo sólo necesito algo que me ayude a organizar mis pensamientos; a desechar los negativos y a organizar los positivios.

Quiero tener prioridades; de hecho, sé cuales son. Es sólo que por alguna u otra razón no pueden ser prioridades, sino, aspiraciones.


A ti que dices que soy medianamente lista, que no veo "the big picture", que mi capacidad está naturalmente reducida y en vez de ir en crescendo va en descenso, te digo que quizás ahora, HOY sea medianamente inteligente. Pero ¿sabes? Hoy soy también completamente capaz de mejorar. Y mañana podría ser ser igual que tú, hasta superior en algunas cosas y cuidado que podría serlo en las cosas de las cuales tú te pavoneas y alardeas con tanta prepotencia y aires de superioridad. Siempre concederé que nadie es mejor que nadie, pero ¿adivina qué? A lo mejor sí hay gente más grande, y no exactamente del suelo a la cabeza, sino de la cabeza al cielo. Mi vida, como tú quieres pensar, no será un fracaso. No estoy muy lejos del suelo, pero mi cabeza; mi intelecto y mi personalidad van a llegar tan alto como puedan porque solo el cielo es mi límite; mi único límite.

A ti que dices que no me quiero, que soy una estúpida, que sólo sirvo para llenarte el ego mientras veías como me desplomaba por ti, te digo de una buena vez que quien no sirve eres tú y que quien (sin duda alguna) es completamente insignificante [i]en mi vida[/i] eres tú. Tú sí que no sirves, eres un cobarde poco hombre. Y espero que te vaya muy bien en tu vida; yo no te guardo ningún tipo de rencor. Lo único que sentiré por ti es el profundo deseo de que leas esto e inmediatamente te sientas aludido, para que después, vengas totalmente ofendido a burlarte con maldad de mí y de lo que digo. Serenamente, lo único que haré es reirme y decir que me alegra que te haya servido el zapato, que qué ironía que ahora el inmaduro burlón.. Eres tú. Procura no hacer eso que he imaginado si no quieres darme el gusto. ¡Já!

A ti que juras que soy una zorra descarada, que no merezco ni un poco de perdón y comprensión. A ti que me condenas por ser aquello que tú no querías que fuera; por dejarme llevar por mis propias ideas y convicciones, las cuales tú nunca comprendiste ni respetaste, te aviso que no todo tiene que ser como tú lo quieras. Yo no soy comida rápida; no soy una comida a la cual le puedes super agrandar la bebida y las guarniciones o reducirlas al grado de quedarte con un cuarto de cada cosa. Tú no eres nadie para juzgarme y mucho menos para condenarme a un destino el cual seguramente, vas a sufrir tú y no yo. Siempre me dolerá haberte perdido, pero nunca me arrepentiré de haberte conocido... Y aún entre todo este desahogo te quiero dar las gracias infinitas porque, aunque no lo llegue a hacer de la noche a la mañana, yo sí pienso ser una mujer valiente que vaya de frente; siempre buscar al toro y agarrarlo por los cuernos. Yo estoy viva, y yo no soy ni la mitad de lo que tú pensabas que era. De lo poquito que era. Lo único que me queda es desearte la mejor de las suertes y que encuentres el amor de alguien que valga la pena y no sea sorda como yo, que no te haga sentir que "hablas con la pared", que te aprecie y respete como yo nunca podría haberlo hecho por más que quisiera. Pero sobretodo, quisiera que encontraras al amor en ti gracias a Dios. Si es que llegas a convencerte de que realmente existe...

Él es real. Lo que yo siento es real.


A ti, que me diste la vida, quiero decirte que te agradezco todo lo que me diste. Desde que me tuviste nueve meses dentro de ti hasta el día de hoy. Con todo y bofetones, regaños, etc. Sé que nunca fui tremenda ni muy difícil de domar. Solamente sé que hubo un tiempo en el que nunca te creí y ahora me arrepiento de no haberlo hecho antes. Ya sé por qué me decías que me quisiera con tanta pena en los ojos. Hasta el día de hoy me dirás que me quiera y que me sienta bien con esa pena... Ya no pienso hacerte decirlo más. Porque yo también me he cansado de lo mismo.

A ti también quiero darte las gracias porque junto a ella se hicieron un solo guerrero incansable para darme el tamaño que tengo. Quizás no me separé mucho del suelo, pero creeme que mi cabeza va hacia arriba. Mi altura, espero yo, no va a ser del suelo hacia arriba. Sino de mi cabeza hacia arriba. Con fe y suerte, voy a lograr más cosas de las cuales estarán orgullosos; tú y ella. Te quiero decir que si no hubiese sido por los dos, quizás no tendría ni la mitad de lo que tengo. Y no, no me refiero a lo material exactamente. Gracias por ser el mejor guía del mundo. El mejor padre de todos, el más querido amigo que, aún cuando se te va el pensamiento, allá en la distancia, hay una parte en la que están todos aquellos a quienes quieres y, por supuesto, entre esos estoy yo.

No podrías faltar tú, enana. Sé que en los últimos años hemos estado mal, que nunca parecíamos compaginar en absolutamente nada. Mientras tú decías que era azul yo decía que era rojo y viceversa. Eres, junto a él y ella, lo único que tengo realmente. Te quiero agradecer por recordármelo cuando sin razón aparente te empujo fuera y caes al vacío, para después levantarte de nuevo como el sol y darme otra oportunidad. Te quiero decir que estoy orgullosa de ti, ya no eres tan chiquita... y nisiquiera me acuerdo de cualquier estúpida pelea que pude haber tenido contigo en los últimos tiempos. Te has convertido en una jovencita muy inteligente y yo estoy segura que vas a llegar tan lejos como tú desees. Tú tienes agallas; de ti podría aprender un poco, aún si eres más joven que yo. Recuerda que a mí me tendrás siempre, cerca o lejos. La sangre pesa más que el agua.

Tú tampoco te quedas atrás, estrella sureña. Lo nuestro no será de sangre, pero sí del alma y del corazón. Nunca se me va a olvidar lo que tú has hecho por mí. ¡La perfecta acompañante en todas las aventuras más locas y estúpidas habidas y por haber! Creo que Dios no pudo haberme puesto una amiga tan valiosa como tú, aún estando lejos. Te quiero dar las gracias por las horas gastadas en mí, subiéndome los ánimos o quizás piropeando mi forma de escribir (que por cierto, me esfuerzo todos los días en parecer "buena", pero creo que aún me faltarán dos o tres cositas para ser "buena" o al menos un poquito "buena"). Tu estrella no va a mermar; no se va a apagar, eres una mujer capaz y hermosa. No te va a faltar nada, con Dios delante... Y quizás no seamos famosas, quizás no lleguemos a ser ricas en lo material (Aunque espero que sí! Jiji). Pero te aseguro que si no tenemos algo aún, en el futuro seremos ricas en lo espiritual. A medida que vayamos viendo los años pasar, espero tenerte ahí y que el lazo de amigas y hermanas que nos une solamente se haga más fuerte y hermoso. Sabes que lo de Miami, va.

Mona querida, (y no, no mona porque seas un simio, sino porque eres hermosa) gracias. Todo lo simplifico en esa palabra: Gracias. Eres mi apoyo incondicional, una de las patitas de la mesa de mi vida. Eres una mujer formidable, llena de compasión. Te quiero decir aquí que nunca reprimas lo hermoso de tu ser. Si alguna vez lo haces, dejarías de ser tú y perderías todo lo que tienes. No me gustaría dejar este mundo sin siquiera compartir una tacita de café contigo. Y eso que no me gusta el café, pero si es para compartirlo contigo, sería todo un honor para mí. Espero que el sentimiento sea mutuo y que el mismo no llegue a menguar y a desvanecerse como las amistades huecas y vanales. Somos jovenes y bellas, aún nos dejan mucho camino por recorrer juntas en la distancia o en la cercanía; pero juntas al final. Cuenta conmigo, Kaffee.

Cesar, sí.. ¡Tú! Quiero decirte que te adoro. Sé que me porto necia y siempre hablo sin saludar, como toda una maleducada, a hablar de toodo lo malo que me pasa... Según yo. Te quiero dar las gracias infinitas y más grandes y llenas de amor posible porque eres de los poquitos que me hacen sentir que sí valgo la pena y que, de hecho, no soy mala. No soy mala como el resto piensa que soy. Te tengo siempre presente, por eso no se me ha olvidado dedicarte un pedazo de mi alma; necesito hacerlo, es parte de mi terapia. Sé que soy una mala alumna, no hago la tarea que me asignas. De hecho, no la hice la última vez. Pero creeme que te hago caso, Northern. Eres lo más genial que conozco y te quiero ofrecer una disculpa si me porto latosa o inmadura la mayoría de veces. Te respeto y te quiero.


A ti, mi adorado Rafaa, te quiero dar las gracias por el cariño inmenso que me das. Porque siempre que vengo a molestar con mis bajas (y a veces con mis altas) me recibes con ese agrado... ¡tan dulce! Gracias Rafa, porque sé que si me caigo cien veces, cien veces vas a estar ahí para tomarme del brazo y si no puedes detener la caída, al menos amortiguarla un poco y ayudarme a sanar las heridas. Sé que soy algo necia y quizás hasta vulgar, pero lo hago porque confío en ti ciegamente. Te quiero, gracias por cruzarte en mi camino aún si nunca más te vuelvo a ver... En el futuro. (¡Eso sí que no me gustaría! :c ). Eres maravilloso, me gustaría pedirte que nunca cambies. Y que si nunca te vuelvo a ver, que me recuerdes con cariño así como yo lo haré contigo. No te preocupes por el orden en el que va esto; ya sabes que el orden no altera el producto. Es un hecho.



Esto que he escrito es estrictamente una carta de desahogo y agradecimientos, así como una pequeña muestra de afecto a quienes realmente se lo han ganado. A quienes lo merecían... y aún lo merecen.

G ♥






jueves, 4 de febrero de 2010

If we met tomorrow for the very first time
Would it start all over again?
Would I try to make you mine?

lunes, 30 de noviembre de 2009

Sin punto fijo (monólogo)

No le veo sentido a las cosas. De hecho, no siento nada. No sé qué es lo que me ha venido pasando desde hace unos meses pero, no como, no duermo, no vivo, no respiro, no pienso y por lo tanto no existo. Sí, entiendo, quizás son los cambios hormonales; mi personalidad "comienza a definirse y es natural que esto me pase", yo no creo. Todo y todos parecen ser tan implacables y yo tan vulnerable. Ustedes dicen que quizás soy más soñadora que "hacedora". Tienen razón, sueño y sueño...

Sueño dormida y sueño despierta pero, ¿es acaso soñar un pecado?
Total, seguramente ni la mitad de los sueños que he concebido se lleguen a cumplir, entonces, ¿por qué me recriminan tanto? No sé por qué se empeñan en decir que tengo que hacer algo con mi vida. ¡De verdad lo intento, no saben cuanto!

Sí, yo sé que quejarse y lloriquear no me llevará a nada. Pero sí me dará algo que todos los esfuerzos y sacrificios del mundo quizás no puedan darme y eso es: alivio. Necesito sentirme aliviada; escapar... De todo, de todos e inclusive de mí. No busco ser la mujer más rebuscada del mundo, la más intelectual; no busco ser una erudita mejor que todos. Tampoco busco ser una mujer explosiva que al tocar cualquier cosa puede ver como las hormonas se revolotean; no.

Sé cuales son mis límites: al conocerlos sé hasta donde puedo llegar. Supongo.
¡No jodas! ¡No soy especial, soy una más del montón! ¿Qué pretendes?, ¿llenarme la cabeza con alas de cucaracha? Estás mal. Sólo lo dices porque me caes bien, sabes que conmigo no funcionan esas cosas. Yo sé con qué molde estoy hecha: el molde con el que me hicieron es de plástico y no de madera. O quizás... sí fue de madera, pero de una madera podrida; no servía.

A lo mejor a la hora de nacer me tomaron lástima y dejaron que saliera del vientre de mi madre. Sé que tendría que nacer por lo menos diez veces más para llegar a ser un poquito como quisiera ser, porque a la larga, nunca estaré conforme. En eso estoy de acuerdo contigo, yo lo sé. Supongo que es algo natural que sentimos todos.

Pero lo mío es crónico porque de hecho, tengo un problema. ¿Qué cuál es mi problema? ¿Acaso no me has puesto atención en este tiempo que llevo quejándome y lloriqueando? ¡Dios, ya te dije!
Está bien,te lo voy a decir un poco más claro. Mi problema es el siguiente: ¿qué es lo que tengo que todo lo que toco, todo con lo que interacciono se muere? ¿Qué tengo o qué hago para que todo lo que toco se pudra y se vaya al carajo? ¡No entiendo!

Me da hasta rabia ver como todos me dicen "¡BIEEEEEEN! ¡Estoy de maravilla!".
Y yo desde aquí tengo que sonreír y fingir que a mí todo me va "¡Geniaaal!" ... En fin, así de injusta es la vida, ¿no?
Lo que más me duele no es tener todo lo que deseo, sino que, no tengo nada por lo cual luchar. No veo ni un halo pequeño de luz en estas paredes oscuras.

No es que necesite a nadie para sentirme bien, yo puedo sola, pero sí necesito una luz al final del camino.

miércoles, 29 de abril de 2009

Artículo 30. Involución

El artículo 30 de la Constitución Dominicana dice que "El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte." El proyecto pasó, así sin más con 167 a favor y 32 en contra (A esos 32, les doy un aplauso. Son honestos y saben lo que hacen. A los otros, ¡mala suerte!). Esta reforma funesta es una involución y ciertamente, presenta la ambiguedad y el atraso en las mentes de nuestors legisladores, pero eso no viene al caso ahora mismo.
Esta reforma quiere dejar dicho - y no sólo a mis ojos, sino a los ojos de los que no están ciegos - que aún cuando la madre corre peligro de morir, no puede interrumpir el embarazo que - seamos claros - la está matando a ella, y por consiguiente al hijo.

¿Qué pienso yo de esto? Sencillo, que, con todo "respeto" es una total estupidez. Una barbaridad de parte de todos aquellos que sí están de acuerdo con esto. Aquí vale más votar a favor por un par de "chelitos", manifestando una deliberada negligencia para con aquellas mujeres pobres que son y resultarán siempre ser las más afectadas.

Estos "grandes" no admiten la educación sexual en las escuelas, tampoco admiten las investigaciones con las células madre y tampoco admiten que se lleve a cabo procesos de inseminación artificial en mujeres que, lamentablemente no pueden tener hijos ¿Y la razón es? Porque es una falta de ética y moral. ¿Realmente Dios verá esto con buenos ojos? Si la ciencia ha avanzado tanto, no es para menos, y si creemos en la voluntad de Él podremos al menos suponer que si lo está permitiendo, es porque de alguna manera puede y debe ser válido.

Ahora bien: Es verdad, el derecho a la vida es inviolable, pero ¿por qué desde la concepción? ¿qué acaso hará alguna diferencia?

No. Porque somos seres humanos, y según "ellos mismos" tenemos el don de preservar nuestra vida, y aunque no lo digan los representantes de Dios aquí en la tierra, sí está demostrado por la ciencia. Somos animales con raciocinio que constantemente buscamos como preservar nuestra vida y las vidas de las personas que nos rodean, hasta donde se ha podido.

Por lo tanto, ¿se le quitará ese derecho, esa conducta humana que aprendimos con el paso de los años, de generación en generación a una mujer, en el peor de los casos, pobre con peligro de morir por causa de un embarazo peligroso? Entonces eliminemos también de nuestra Constitución el derecho a la defensa legítima. Estemos todos desarmados y si alguien nos asalta en casa digamos "¡Mátame! Total... ¡Yo no puedo matarte en defensa propia." Porque vendría siendo ILEGAL.

¿Acaso no ven que un niño sin madre no es nada? Si realmente esto pasa a ser una ley como tal, entonces que se preparen a adoptar hijos huérfanos; aquellos hijos que tengan la dicha o la desdicha de nacer solos por la sencilla razón de que sus madres no pudieron sobrevivir. ¿Por qué? Porque vendría siendo cosa ilegal sobrevivir a un embarazo PELIGROSO.

Aquí no hay intención de justificar el aborto, sino, de criticar el hecho de que aún siendo causa de peligro, se trate tan al descuido. Como si no fuera nada.

Mejor uno vivo, que dos muertos.

domingo, 1 de marzo de 2009

"Victor et Moi."

I

Era una mañana cálida, de verano. Ciertamente había pasado el medio día; no me sentía en casa. Una fragancia diferente embriagaba el ambiente, no era el olor a pasto en las mañanas, ese que amanece bañado en rocío, ni el de la madera rústica de mi habitación.

Sólo me preguntaba - ¿dónde estoy?
Y lo ví, y no lo creí. No puede ser. ¿El rey?

Miré a mi alrededor. Todo era lujoso, sus ropas y mis ropas enredadas, entrelazadas unas con otras. Joyas. Puedo sentir aquella molestia de mis aretes, tan hermosos pero a la vez tan, pero tan incómodos..

Estaba desnuda. Miré por debajo de aquellas sábanas de seda y me dije:

- Mi Dios, me he acostado con el rey...¿Cómo es posible?

De repente escuché un pequeño quejido, cual niño despierta de un profundo sueño, listo para recibir los primeros rayos del Sol. Me puse nerviosa, mis musculos se tensaron. Comencé a temblar. El rey estaba a punto de despertar y yo me encontraba en su cama, completamente desnuda, mi peinado arruinado. - ¿Dónde está una buena peluca cuando se necesita? - Bueno, en fin; lo contemplé. Por unos momentos pude observar aquellas finas facciones, su cabello, aquellos labios...Esos labios que me besaron, que recorrieron todo mi cuerpo sin dejar un solo espacio en blanco. Esos mismos labios que tuve la oportunidad de besar, ese cuerpo fornido entre mis brazos lánguidos y delicados. Con sólo recordarlo otra vez, me estremezco.

Ahora lo recuerdo. Lo recuerdo todo.

Aquella sensasión, el infinito placer de sentirme poseída por un hombre así, ¿por qué me habrá elegido a mí? Tal vez estaba borracho, quién sabe. Tal vez, estábamos los dos borrachos en el baile de anoche, y no sé como fue que llegó a fijarse en mí un hombre tan ocupado con mujeres tal vez...más destacables y bien educadas. O bien, ¿cómo fue que logró obtenerme tan fácil? Bueno, mientras pensaba que le daba muchas vueltas al asunto porque, con unas copas encima acompañadas por un hombre como él no sería difícil caer en la tentación. Me pregunté varias veces qué fue lo que hice, como repercutiría esto en mí más adelante, o quién sabe ¡en mi familia! Hasta me tomé la libertad de preguntarle a Dios qué fue lo que hice, y si realmente fue correcto. ¿Por qué me dejó permitirlo? Aunque.. creo que eso fue una pregunta bastante estúpida. Inverosímil. No tenía puesto que, estaba ebria.

Por el otro lado, no me sentí tan arrepentida. - Bueno, al menos no del todo - No lo sé. Para mí que fue algo mágico, aunque logre recordar muy poco. Aunque casi no recuerde nada. Llegué a pensar que tal vez cuando él despertase podríamos juntos recordar lo que había sucedido la noche anterior. De alguna extraña forma, me sentí bien. Descaradamente bien, con sólo observarle dormir.

Luego, quejidos. Un par de gruñidos de su parte. Al verle así, tan vulnerable, tan diferente a lo que daba a ver frente a la corte, frente a la prole...¡Qué tierno se veía! ¿Acaso otras mujeres habían pensado lo mismo..? ¿Qué tal si las demás ya se lo habían comentado, aquí mismo? Oh, creo que no podría darme ese lujo de decir algo que tal vez está cansado de escuchar. Tal vez - Bueno....A lo mejor no se lo han dicho, pero ¿y si realmente se lo dijeron?
Terminé de divagar sobre todo un asunto de cliché en menos de diez segundos cuando al fin, los primeros rayos del sol hicieron contacto con sus ojos esmeralda, tan preciosos. Ya hubiera querido yo tener los ojos verdes. No negros. Al verle abrir los ojos, me encontraba sentada a su lado, todo mi cuerpo cubierto por las sábanas blancas - Bueno, tal vez no tan blancas -

En fin. Mi corazón subió hasta mi garganta y ahí se detuvo. Intenté ocultar la ansiedad en mi mirada mientras continuaba observándole. Era tan precioso, aunque realmente, aún no me creía que podía verlo tan de cerca. Y si...realmente es tan severo como parece, supuse que ese sería mi último momento allí, a su lado. Sostuve la sábana con fuerza, mas pretendí ser delicada sin evitar el hecho de que los nervios me mataban, cosa que, desafortunadamente me llevó a sostenerlas con fuerza. No tardó mucho en cruzar su mirada con la mía. Puso su mano derecha sobre su cabeza, apartando un par de cabellos dorados, aquellos cabellos dorados que hacían el contraste perfecto con su piel ligeramente quemada por el Sol, que caían sobre su rostro. Sonreí. Casi automáticamente, pero sonreí. Lo más curioso es que, él también sonrió, pero esto aún no me quitaba los nervios de encima. Parecía leer mi mente, esos ojos esmeralda penetraban en mis ojos cual ventana es abierta a la fuerza para ver algo en especial, algo importante.

- Buenos días, ¿cómo amaneciste, Sara Marie? Te ves...hermosa.

Esto fue lo que me mató. Recordó mi nombre. ¡Recordó mi nombre! Aunque sí, sí. Tal vez recuerda el nombre de las demás mujeres que han pasado por acá, así que tal vez sí soy una más, realmente. Luego, bacilé un poco y tomé aire. Al fin, pude hablar. Logré atrapar mi voz, que lentamente se escapaba, mis pensamientos por igual. Mi mente se quedaba en blanco.

- Y-yo...¿yo? - Digo, discúlpeme Su Alteza. No creo que sea prudente que, después de este pasado desliz sea capaz de verle sin todo mi respeto...

Hice un pequeño ademán con la cabeza, inclinándola hacia abajo. Luego, la vergüenza me invadió todo, y no hice más que desviar la mirada, lejos de la suya para no seguir hipnotizada; para respirar. Respirar y pensar en lo que iba a decir, en pensar como es que esto me afectará, o...¿lo habrá disfrutado? Solo lo iba a saber cuando él dijera algo más.

Comenzó a reir. ¡El malandro comenzó a reir! No supe con exactitud el porqué de aquella risa, pero la verdad no parecía burlona. Mas bien, parecía contagiosa. No pude evitar sonreir. Sentí una de sus manos alcanzar mi mentón. Me tomó con suavidad entre la yema de algunos de sus dedos y giró mi mirar hacia el suyo. Hubo silencio. Sólo podía contemplar aquellos ojos esmeralda que desde siempre me habían hipnotizado, siempre que pude verlo de cerca, siempre que tenía la oportunidad de cruzarme con él en el pueblo...mientras hacía las compras en el mercado por mi madre. Nuevamente, el silencio lo rompió él, sin desvanecer aquella sonrisita tan dulce, y a la vez tan infantil que tenía. Hasta os podría contar, que parecía sincero. Real.

- Tienes unos ojos muy hermosos, Sara Marie. No tengas miedo, yo no te he llamado para hacerte daño.

Ahí reaccioné. No sabía exactamente por qué había dicho eso pero me encantó. Sentí que mis latidos se iban calmando conforme pasaban los segundos. A los pocos minutos, ya me sentía un poco más tranquila, y así, pude pensar en qué iba a decir.

- Mi señor. Yo sé que tal vez sea mucha osadía de mi parte preguntarle pero, ¿por qué yo..?, ¿Por qué me eligió a mí? ¿Acaso no sabe quién soy yo realmente? No se deje engañar, yo soy sólo una plebeya disfrazada de nobleza. Rebestida de finura, y belleza. Soy tan simple como una flor de campo, no creo que usted se haya fijado en mí así por así. Sé que usted ha mandado a mi padre ha hacer muchos trabajos de ebanistería aquí en el palacio. Yo no sé del oficio, pero sí puedo buscar a mi hermano, y a mi padre que ya no tiene tanta fuerza para trabajar, pero con gusto le haría un último diseño a usted... Así que, dígame. ¿Qué precisa exactamente? Digo - discúlpeme, fui una imprudente. Le ofrezco mis más humildes disculpas y..

Comencé a enredarme en mis propias palabras. Me sentí ahogada. Él sólo se sentó sobre la cama, y acercóse a mí diciendo:

- Calla, pequeña. ¿qué no entiendes..? Te he elegido a ti, Sara Marie. ¿Acaso nunca supiste por qué visitaba tanto a tu padre, y por qué a tu hermano no le simpaticé del todo? ¿Por qué piensas que tu madre y tu padre te habían permitido venir al baile, a tu edad? O bien, ¿por qué siempre que caminabas por la ciudad te topabas conmigo en algún lugar, aunque fuese indirectamente..?

Sus ojos esmeralda se hacían cada vez más profundos y penetrantes, los rayos del sol daban directamente a mi espalda, acalorándola un poco más. También pude sentir que la sangre subía hasta mis mejillas. Odié ese momento, me sentí más vulnerable de lo que ya era de por sí.
Él, mientras tanto, llevaba aquella mano que acariciaba mi mentón hacia arriba, dejándola sobre una de mis mejillas. ¿Acaso se dió cuenta de que me había sonrojado? Ay, espero que no. Aunque si llegase a sentir mi mejilla tan cálida, creo que sí se daría cuenta que algo en mi interior ocurre.

- Nunca me pregunté el porqué de todas esas cosas, mi Rey. Sencillamente, las disfrutaba. Solamente....soñaba. - Respondí mientras nuevamente desviaba un poco la mirada, intentando apartar mi rostro de su mano de seda, mas en vano. Para ser un hombre, era tan delicado...No me sorprendería que por esto tantas mujeres cayeran rendidas a sus pies.

- ¿Qué soñabas? Y por favor, llámame por mi nombre. Estamos solos, no tienes porqué ser tan cordial... - Dijo intrigado, y algo travieso sin desvanecer aquella sonrisa de galán de fábula. Como todo un príncipe azul.

- ¿Por su nombre..?

- Sí. - Esta vez respondió con firmeza, sus ojos no se endurecieron a pesar del tono en sus palabras. - Y no me tutees más. Aquí, para ti: No soy rey. Soy un hombre.

Ahí lo entendí todo. Tal vez sí soy algo que valga la pena.

- Victor... - Susurré. Y por un momento no me creí lo que mis labios musitaban en voz baja.


sábado, 28 de febrero de 2009

LA RIVAL

El ambiente en el que estoy no es tan bueno, al menos, no hoy. La verdad odio estos días. Estos días en los que me levanto y a todo le tengo una respuesta sencilla, "aburrido". Sí, me aburre todo. Muchos dicen que estos son "esos años, los mejores". Yo digo que no. No porque mi vida sea completamente miserable hoy sino porque lo es prácticamente todos los días.
- "¡Busca ambiente! Estás jóven, de seguro encuentras gente". Esto suele decírmelo mi madre, pero, ¿cómo alguien tan anti social como yo se aventuraría a "buscar ambiente", o "gente de mi edad". Yo os digo, estaré jóven físicamente, pero mi alma está caída. No caída en el sentido de deprimida, o derrumbada, sino en el sentido de estoy cansada de lo mismo. La verdad es que todo va tan rápido que siento que voy en picada, es como si ya hubiera llegado a lo más alto y de repente ¡zas! todo se viene abajo, cual terremoto derrumba un edificio hasta hacerlo quedar como escombros, enterrando consigo todo lo que hay allí, bueno...o malo.

Tal vez paso mucho tiempo estudiando, preocupada por lo que pasará mañana. ¿Qué pasará conmigo? ¿Realmente no tengo futuro? O a lo mejor...¿será que tanta vejez se me ha ido por las entrañas? Envejezco..de alma, antes de tiempo. Y la verdad, no sé qué podría hacer ahora, creo que ya estoy muy vieja para eso. Sólo me quedará esperar, y esperar, y esperar...

Porque a fin de cuentas, tal vez es la soledad.

Pero, ¿qué podría esperar yo? ¿Que venga alguien a salvarme?
No. Yo no quiero eso.

Con razón Annette consigue lo que quiere, no es conformista como yo...
No se deja vencer, en cambio..yo sí.
Pero... yo sí me enorgullezco de una cosa que ella no tiene. Yo tengo cesos.
Vaya mujer, creyéndose toda una femme fatale cuando en verdad es algo inferior, y un poco más vulgar. Lo único que tengo para envidiarle son aquellas curvas que, ciertamente, volverían loco a cualquier hombre, o aquellas piernas que explota en el día a día, intentando brillar. Para sí, y para todos los que la contemplan.

Guarros. Eso es lo único que tengo para decir, guarros. Y ella, ingenua.
Ingenua, y descarada.
Ahora, me estarán prguntando ¿por qué? Sencillo, porque ella lo hace porque sí, para probarles a cada rival (osease, todas las que le rodean) que sí es superior, y que por tener a todo el que desea, sin importarle qué o quién esté de por medio, con tal de satisfacerse está bien; con una sola mirada es lo que se puede creer que es toda una femme fatale.

¿Será que no consigo lo que quiero por mi baja estatura? ¿Por mi peso incontrolable? ¿Será porque no llamo la suficiente atención como para ser alguien que realmente valga la pena?

Yo no lo creo, más bien me parece que es pura superficialidad; de parte de ellos, mía (Porque claro, me preocupo por mi imágen personal, pero.. creo que me acomplejo demasiado. Eso me parece superficial), y claro está...suya.

***

Bueno, esto es todo lo que tengo para empezar. Como pueden ver, acabo de abrir este blog, tal vez no sea la gran cosa, nunca puedo aspirar a que un blog mío sea al estilo Cervantes, haha! Pero bien, sí puede ser a mi estilo. Bienvenidos sean todos los lectores, curiosos, u ociosos a mi pequeño espacio, en donde, para mi fortuna, podré respirar y sacar todo lo que llevo dentro. Espero.

El relato: La rival
Es puramente ficticio.